El Análisis Estructural describe la dinámica de estados que conforman la personalidad. El Análisis Transaccional describe el modo en que las personas interactúan a través del uso de los Estados del Yo. El Análisis Funcional describe cómo la conducta de la persona se forja en su dinámica interna y con otras personas.
Los animales y las personas necesitan estímulos dentro de las limitaciones de su libertad. Las necesidades de estímulo entran dentro de las necesidades fisiológicas que describió Maslow. Eric Berne utilizó el término caricia para definir estos estímulos (positivos y negativos), identificándolos como la unidad de convivencia social.
Eric Berne concibe los juegos como transacciones ulteriores, de naturaleza repetitiva, con un pago psicológico bien definido. La estructura de un juego se basa en una transacción de la que el sujeto no capta su participación en el juego, ni su significado. En un juego, existe un perseguidor, un salvador y una víctima (triángulo dramático de Karpman), un cebo, una flaqueza (o un motivo egoísta) y un pago. Además, todo juego tiene un nombre que lo identifique, una tesis, unos roles, unos movimientos, unas ventajas aparentes y un propósito. Gustavo Bueno circunscribió los juegos dentro de la Teoría de las Apariencias, ya que los jugadores (vinculados siempre a un círculo de conocidos, amigos o familiares) no saben realmente que están participando de un determinado juego. La clave está en identificar su existencia, valorar la participación y no jugar.